Viajar enriquece el alma. Es por eso que cada vez que tengo la oportunidad de desplegar las alas, lo hago. Viajar es abrir tu mente, cambiar tus hábitos y conocer a personas con costumbres diferentes. También es volver a reencontrarte con mi México, mi familia y mis amigos. Este viaje a México tenía un significado mucho mayor. Iba a realizar un ritual de amor con mi ahijado Sándor Tadeo. Un compromiso de amor.
Aquí os dejamos un memoria visual de este mágico viaje. En otros post, compartiremos las visitas a museos, los reencuentros con hadas y magas y disfrutaremos de como estos viajes rompen la rutina y encontramos tiempo para apreciar cosas diferentes en espacios diferentes.