Hoy quiero compartir el siguiente texto del encanto de la vida simple, el cual me parece tan necesario leerlo como comprenderlo, pues la felicidad está tan cerca de nosotros que nos cuesta verla. Toma 5 minutos para leerlo y meditarlo.

El deber infravalorado

   No hay ningún deber que más infravaloremos como el deber de ser felices. Al ser felices sembramos el mundo de frutos anónimos.

Robert Louis Stevenson

   Tal vez pienses que serás feliz cuando tengas una cocina más grande o un nuevo empleo, o la persona perfecta con quien compartir tu vida. Pero, ¿no deseas empezar a convertir la felicidad en un hábito desde este preciso momento? Al despertar cada mañana, recibimos un maravilloso obsequio -otro día de vida-, así que saquémosle el máximo jugo. Nadie puede hacerlo por nosotras. “La felicidad no es una posesión a la que pueda ponerse precio -escribió Daphne du Maurier en Rebeca-. Es una cualidad del pensamiento, un estado mental.”

   Adoptemos un nuevo estado mental con respecto a la felicidad. Dejemos de pensar que las cosas que escapan a nuestro control nos traerá la felicidad.

   Es innegable que reformar la cocina, acceder al empleo con el que habíamos soñado o encontrar a nuestra media naranja puede hacernos felices, al menos momentáneamente. Pero las semillas mágicas de la dicha están plantadas en lo más hondo de nuestro ser. La felicidad que el mundo no puede quitarnos sólo florece en el jardín secreto de nuestras almas. Si cuidamos nuestro jardín interior y arrancamos de raíz las malas hierbas de las expectativas externas, estaremos alimentado nuestra auténtica felicidad de la misma forma que alimentaríamos algo que es bello y está vivo. La felicidad es una emoción vital.

   Tu felicidad no es un lujo frívolo y sustituible. La búsqueda de la felicidad es un derecho inalienable garantizado en la Declaración de Independencia de Estados Unidos. Pero debemos querer aspirar a ella. En último término, la auténtica felicidad sólo se puede materializar una vez que nos comprometemos a convertirla en una prioridad de nuestras vidas. Para algunas de nosotras, este paso puede entrañar una conducta nueva no exenta de temores. Sé comprensiva con tu persona. Todo llegará de manera natural. Quizás hoy no estés familiarizada con el hábito de la felicidad. Pero, como cualquier conducta nueva, la felicidad puede ser aprendida.

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