Hace unas semanas, en una de nuestras “excursiones viajeras creativas”, estaba sentado comiendo con una gran amiga en uno de los más emblemáticos palacios de la Ciudad de México. Ahí, comentamos sobre lo importante que es cultivar la creatividad. El dejar fluir nuestra imaginación y romper el “mandato de la comparación”, como dice Brené Brown, en su libro los dones de la imperfección. Ella escribe:

El mandato de la comparación se convierte en la aplastante paradoja de “encajar y destacar”. No se trata de cultivar la autoaceptación, la pertenencia y la autenticidad; lo único que se pretende es ser como todos los demás, pero mejor.”

Los sistemas educativos en vez de potenciar la creatividad; buscan crear individuos iguales, y bloquean toda capacidad creativa. En el libro de Sir Ken Robinson, El elemento, ofrece un nuevo paradigma sobre la habilidad y creatividad humana y de los beneficios que supone conectar correctamente con nuestros talentos e inclinaciones individuales. Hace una crítica sobre los sistemas escolares actuales, los cuales inculcan una visión muy reduccionista de lo que es la inteligencia y la capacidad personal, y sobrevaloran determinadas clases de talentos y habilidades.

Volviendo con la charla de mi gran amiga, hace unos días, me compartió el siguiente vídeo sobre lo importante que es dar la oportunidad de ser, crear y de descubrir tu potencial. No tiene desperdicio.

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