Hoy, vamos a compartir la siguiente reflexión de Mark Nepo. Se encuentra en su libro: “Un libro para renacer cada día.”
El valor siempre implica cruzar un umbral. A veces existen opciones: entrar al edificio en llamas o no, decir la verdad o no, enfrentarse a uno mismo con ilusión o no. Aquí me voy a referir a otro tipo de valor. Es el tipo de valor que hace que los valerosos se sorprendan de ser considerados como tales. A menudo dicen: “No tuve opción. Tuve que entrar al edificio para sacar al niño.” O “Tuve que renunciar a mi empleo para no morir.”
Si bien existe una ineludible obligación de venerar la verdad a pesar de todas las consecuencias, a este nivel tan profundo de la voz interior, no se trata tan sólo de convocar a la voluntad, si no de seguir tratando de conocer la verdad.
Mi propia vida es un camino hacia el conocimiento de esa verdad. Muy a menudo he escuchado graves e inevitables llamados que pude haber ignorado; sin embargo, sólo pude haberlos ignorado bajo el riesgo de que algo fundamental pareciera.
Fue esta obligación de venerar la verdad que me guió a través de la experiencia con el cáncer. Rechazar la cirugía del cerebro y aceptar la de la costilla; aceptar la quimioterapia y luego rechazarla. Cada una de las decisiones les sonaba valerosa e ilógica a mis doctores, y desde entonces me han considerado un héroe por sobrevivir, lo cual es equivalente a decir que encontrar su nido, es el acto más heroico del águila. Asimismo, me han tachado de egoísta porque traté de buscar la verdad, lo cual equivale a culpar a la tortuga por ocultarse en su caparazón.
El valor de este tipo es el resultado de ser auténtico. Está disponible para todos y su recompensa, más que el respeto, es la obtención de la alegría.