11 DE ENERO

¿Crisis económica o depresión psicológica?

   Ningún pesimista ha descubierto nunca los secretos de las estrellas, ni navegado a tierras inexploradas, ni ha abierto un nuevo cielo para el espíritu humano.

HELLEN KELLER

   Cuando el vecino se queda sin empleo, se debe a la crisis -observó Harry Truman-, y cuando uno pierde el suyo, es por la depresión. A medida que la crisis económica afecta a cada vez más hogares, empezamos a plantearnos seriamente el criterio económico con el que hemos basado la valoración de nuestros ingresos netos personales y por lo tanto de nuestra felicidad.

   Tal vez la crisis económica os haya afectado personalmente a ti y a los tuyos. Es difícil creer que exista alguien a quien no haya alcanzado, aunque sea indirectamente. Millones de mujeres están reestructurando sus expectativas de lo que constituye la buena vida, redefiniendo sus valores, reordenando sus prioridades y aceptando el reto de hacer de la necesidad una virtud. Pero es más fácil caer en las garras de una depresión emocional en el seno de una crisis económica. Es fácil contemplar el mañana con pesimismo cuando el presente es tan poco halagüeño.

   Ha llegado la hora de dejar de pensar en las carencias. Nos ha llegado la hora de descubrir los secretos de las estrellas, navegar a una tierra inexplorada, abrir un nuevo cielo donde puedan renacer nuestras esperanzas. Pero antes, debemos hacer algunos cambios. Y un cambio perdurable no ocurre de la noche a la mañana. Los cambios perdurables tienen lugar en incrementos infinitesimales: un día, una hora, un minuto, un latido cada vez. Y el cambio que te exhorto a emprender conmigo es fundamental. Respira hondo. Vamos a aprender a ser optimistas.

   No te inquietes. El optimismo, como el hábito de la felicidad, puede aprenderse. Empieza hoy con un pequeño experimento. Sonríe a todas las personas con las que te encuentras. Hoy, ten fe en que va a pasarte algo bueno, sin tener en cuenta lo que te pasó ayer. Date cuenta de que ya no eres cautiva del pasado. Sólo puede seguir hiriéndote si te aferras a él. Déjalo pasar. Un mundo de sencilla plenitud te espera.

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